Las fiestas navideñas son sinónimo de encuentros, celebraciones y momentos especiales, pero también pueden convertirse en una fuente de estrés, desajustes en la alimentación y sensación de pérdida de control sobre los hábitos habituales. La ruptura de rutinas, el aumento de compromisos sociales y las expectativas propias y ajenas influyen directamente en el bienestar físico y emocional.
Desde la nutrición y la psicología, adoptar un enfoque consciente y flexible es clave para disfrutar de la Navidad sin renunciar al equilibrio. Así lo explican Irene Doporto, nutricionista y directora de la Unidad de Nutrición y Pérdida de Peso de Clínicas Dorsia, y Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen.
Autocuidado en Navidad: una herramienta para el bienestar
“El autocuidado no es un lujo, sino una herramienta de estabilidad”, señala Irene Doporto. Durante las fiestas, cuidarse no significa restringirse ni exigirse más, sino tomar decisiones coherentes con el bienestar propio.
La planificación consciente, la moderación y la atención a las señales del cuerpo ayudan no solo a proteger la salud física, sino también a reducir el estrés y a vivir las celebraciones desde un lugar más tranquilo y disfrutable.
Estrés festivo: cómo gestionarlo sin renunciar a disfrutar
Las Navidades pueden generar presión emocional por las expectativas sociales, las comparaciones o la sensación de responsabilidad sobre el bienestar de los demás. Pilar Conde lo resume con claridad: “No podemos hacerlo todo. Aprender a delegar y aceptar que la perfección no existe ayuda a reducir el estrés y a disfrutar más del presente”.
Poner límites, priorizar sin culpa y mantener una actitud flexible son estrategias clave para evitar la sobrecarga emocional propia de estas fechas.
Anticiparse al estrés: estrategias prácticas
El cambio de rutinas en Navidad suele afectar al sueño, la alimentación y el nivel de energía. Para minimizar ese impacto, Pilar Conde recomienda:
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Mantener hábitos en los días menos señalados, especialmente en sueño, comidas y actividad física.
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Planificar con antelación los encuentros familiares y sociales, para evitar la saturación de compromisos.
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Escuchar al cuerpo, respetando las necesidades de descanso o desaceleración.
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Reservar momentos de desconexión, aunque sean breves, mediante pausas conscientes o respiración profunda.
Este autocuidado emocional influye directamente en la relación con la comida. “Cuando priorizamos nuestro bienestar físico y mental, nuestras decisiones alimentarias se vuelven más conscientes y equilibradas, incluso en los días más festivos”, añade Irene Doporto.
Alimentación en Navidad: disfrutar sin caer en excesos
Desde la nutrición, el enfoque no debe ser el control estricto, sino el equilibrio. “Los excesos puntuales no tienen un impacto relevante. Lo importante es el conjunto de hábitos y cómo llegamos a los eventos”, explica Irene.
Algunas recomendaciones prácticas para evitar excesos innecesarios son:
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Llegar a las comidas con hambre moderada, sin ayunos prolongados.
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Priorizar alimentos frescos y de calidad: verduras, frutas, proteínas magras y cereales integrales.
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Practicar una elección consciente, comiendo despacio y atendiendo a la saciedad.
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Servirse en el plato lo que realmente apetece, evitando el picoteo automático.
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Mantener porciones razonables, probando de todo sin repetir de forma impulsiva.
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Apostar por la flexibilidad, entendiendo que ningún alimento está prohibido.
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Incorporar actividad física ligera, como paseos, para favorecer la digestión y el bienestar general.
Cómo mantener hábitos equilibrados durante las fiestas
Para que el equilibrio sea sostenible, Irene Doporto recomienda planificar previamente las comidas, el descanso y el movimiento diario. Evitar compensaciones drásticas o restricciones previas permite disfrutar de la comida sin culpa y mantener niveles de energía estables.
Una pauta útil es aplicar la regla del 80-90 %: mantener una alimentación saludable la mayor parte del tiempo y reservar espacio para los placeres propios de la Navidad sin que esto genere malestar físico o emocional.
Desde la psicología, Pilar Conde destaca que este enfoque también protege la salud mental: “Cuando cuerpo y mente reciben cuidado constante, se reduce la impulsividad y se vive la Navidad con mayor sensación de control y disfrute”.
Unas fiestas más amables con uno mismo
La clave para vivir unas Navidades equilibradas no está en hacerlo todo perfecto, sino en adoptar pequeñas estrategias que permitan disfrutar sin perder de vista el bienestar personal. Con hábitos sostenibles, planificación consciente y una actitud más flexible, es posible reducir el estrés festivo y cuidar tanto el cuerpo como la mente durante estas fechas.
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