Con el paso del tiempo, la piel cambia y tiene necesidades distintas. En este post explicamos los cambios que experimenta la piel a los 40 años con algunos consejos para cuidarla de forma adecuada gracias a la ayuda de Allergan Aesthetics.
Envejecimiento de la piel
El aspecto de la piel cambia con el paso de los años. Esto se debe a factores internos que no se pueden modificar (p.ej., nuestra genética) y a factores externos como la radiación ultravioleta, la contaminación ambiental o el tabaquismo, que aceleran el proceso natural de envejecimiento de la piel.
Todos estos factores facilitan una serie de cambios en la piel: se vuelve más fina, se reduce su contenido en agua y grasa, disminuye la renovación de colágeno y elastina —proteínas que proporcionan firmeza y elasticidad a la piel— y desciende la cantidad de células que producen melanina, el pigmento natural de la piel. El resultado de estos cambios es que aumenta la flacidez y la sequedad de la piel, a la vez que aparecen manchas y las temidas arrugas del rostro, como, por ejemplo, las patas de gallo.
Cambios de la piel a los 40
Durante la década de los 40 en las personas, los principales cambios que experimenta la piel como consecuencia del envejecimiento son:
- Se produce por la pérdida de colágeno y elastina. Principalmente, se manifiesta en el rostro y el cuello, aunque también puede observarse en otras zonas del cuerpo, como los muslos, brazos o el abdomen.
- Cambios en el volumen facial. La pérdida de grasa hace que la piel pierda volumen, haciendo más visibles las venas y huesos del rostro.
- Las arrugas de la frente y las patas de gallo suelen aparecer a lo largo de los 20 y 30 años. Sin embargo, a los 40, aumentan en número. De forma similar, el surco nasogeniano (las líneas de expresión que van desde la parte inferior de la nariz hasta las comisuras de los labios), que acostumbra a desarrollarse en la década de los 30, se vuelve más profundo a los 40. Por otra parte, a lo largo de los 40, empiezan a aparecer arrugas alrededor de los labios, también conocidas como “código de barras”, especialmente en personas fumadoras, que pueden presentar arrugas más profundas y desarrollarlas de forma más temprana.
¿Cómo cuidar piel del rostro a los 40?
Para cuidar el cutis a los 40 años, puedes utilizar cosméticos antiedad (cremas faciales, cremas para el contorno de ojos, etc.), que ayudan a reducir los signos del envejecimiento. Sin embargo, es recomendable que se utilicen en el marco de una rutina que ayude a mantener una piel saludable, con hábitos como, por ejemplo, los que se listan a continuación:
- Proteger la piel de la luz solar y olvidarse de las cabinas de bronceado. La radiación ultravioleta acelera el envejecimiento de la piel.
- Hidratar la piel a diario. Como ya hemos comentado, la piel se vuelve más seca con la edad. Los cosméticos hidratantes previenen y tratan la sequedad y ayudan a mejorar el aspecto de la piel.
- Limpiar el cutis dos veces al día para retirar la suciedad acumulada. Se puede utilizar un limpiador suave (no jabón) y agua templada.
- Evitar el tabaco. Fumar facilita la aparición de arrugas prematuras, la flacidez y la sequedad de la piel.
- Comer de forma saludable. Una dieta sana (con abundantes frutas y verduras, proteínas magras, etc.) ayuda a tener una piel sana.
Finalmente, también existen tratamientos específicos para combatir los signos de envejecimiento. Por ejemplo, la terapia de ultrasonidos y la radiofrecuencia con microagujas pueden ayudar a corregir la flacidez facial por estimulación de la producción de colágeno y elastina. O las inyecciones de rellenos dérmicos que, además de mejorar la flacidez, también se utilizan para restaurar el volumen del rostro y a corregir las arrugas del rostro. Si se opta por alguno de estos tratamientos, es importante consultar con un profesional experto que pueda valorar el caso de forma individualizada.

Agresiones de la piel en verano
En la época estival, la piel está más expuesta a la radiación solar. Si no se toman medidas de protección adecuadas, nuestra piel puede sufrir deshidratación, aparición de manchas e incluso quemaduras solares. De hecho, se estima que alrededor de un 15% de la población sufre quemaduras por exposición al sol cada verano. La radiación solar también puede causar fotoenvejecimiento, favoreciendo la aparición de arrugas prematuras y la flacidez cutánea.
Por otra parte, en esta época del año, las altas temperaturas, el cloro de las piscinas y la sal del mar también son factores agresivos para la piel que a menudo no se tienen en cuenta.
Consejos para tratar la piel después del verano
Para recuperar la piel después del verano y prepararla para el otoño, aquí van algunos de los siguientes consejos:
- Seguir usando productos fotoprotectores.
- Utilizar limpiadores suaves con una alta tolerancia y un pH no alcalino.
- Exfoliar la piel para renovarla. La exfoliación permite retirar las células muertas y puede ser mecánica (con una esponja de superficie rugosa, con un producto exfoliante a base de microesferas, etc.) o química (p. ej., con productos que contienen hidroxiácidos, como el ácido glicólico, el ácido láctico o el ácido salicílico).
- Hidratar el cutis dos veces al día con cosméticos adecuados a cada tipo de piel (grasa, mixta, seca, sensible, etc.).
- Aplicar regularmente un producto hidratante corporal con ingredientes humectantes, que retienen el agua en la piel (p. ej., glicerina, sorbitol, ácido hialurónico, urea…) y oclusivos, que forman una barrera en la superficie de la piel y ayudan a retener al agua (p. ej., vaselina, lanolina, siliconas).
- En las zonas de la piel más agredidas, puedes emplear cremas con un alto contenido en antioxidantes como las vitaminas C y E.
- Si se desea eliminar manchas o frenar el envejecimiento cutáneo, una opción pueden ser los tratamientos láser o peelings disponibles en centros especializados.
Recordar también que no solamente es importante cuidar el aspecto de nuestra piel, sino también su salud. Por eso, la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV) recomienda acudir a un dermatólogo después del verano para que revise nuestra piel (bultos, manchas, lunares, heridas…) y poder recibir un tratamiento adecuado si fuera necesario.
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