Nuestra piel es agredida por múltiples factores externos e internos. Todas estas agresiones hacen que nuestra piel envejezca y necesitamos activos “anti-aging” que nos protejan de esas agresiones.
El principal enemigo de nuestra piel y el causante del mayor daño es el fotoenvejecimiento, por lo que un activo anti-aging esencial es el filtro solar, estos favorecen la disminución de las temidas manchas y activan las metaloproteasas que degradan la matriz (fibras de colágeno, elastina y de ácido hialurónico), generando como consecuencia la aparición de las temidas arrugas. Por último, los rayos solares favorecen la generación de radicales libres que atacan a diferentes componentes de las células de la piel, destruyendo las fibras de colágeno.
La mezcla de estos filtros que protegen de los rayos UVA y UVB junto con combinación de antioxidantes, como son la vitamina C y la vitamina D, alivian los signos de envejecimiento que puede presentar nuestra piel. Estos productos antioxidantes protegen a la piel de los daños de las especies reactivas de oxígeno (ROS). Estas dos vitaminas no solo protegen de las ROS, sino que promueven la generación de colágeno.
El retinol o vitamina A es uno de los activos cosméticos más utilizados en la elaboración de cremas, esto se debe a que estimula la proliferación celular y la síntesis de nuevo colágeno. Lo que provoca la eliminación de las capas más superficiales, mejorando el estado del poro y de las manchas dérmicas más superficiales. Además, la aplicación prolongada de retinol favorece la disminución de las pequeñas arrugas de la piel, uniformizando la textura superficial de dicha piel. La utilización de ácidos suaves para la eliminación de las capas superficiales a modo de exfoliante consigue dar luminosidad a la piel y mejorar su textura.
Los ácidos α hidroxiácidos, como el glicólico, azelaico, málico, mandélico, tartárico o láctico han demostrado ese poder anti-aging. Los beta oxiácidos como el salicílico son también utilizados en la industria cosmética por su poder despigmentante y anti inflamatorio. El ácido tranexámico tiene un efecto antioxidante protegiendo de agresiones externas.
El ácido hialurónico, la centella asiática y el colágeno aportan hidratación y firmeza para recuperar la turgencia de la piel perdida con los años
¿Cuáles son, entonces, los imprescindibles que debemos usar?
- Protector solar: desde que nacemos debemos protegernos de la exposición prolongada al sol.
- Ácido hialurónico: aporta hidratación a nuestra piel. Es un must a partir de los 30 años.
- Retinol: Es el regenerado por excelencia. A partir de los 40 años debe usarse con asiduidad para mejorar la calidad de la piel.
- Vitamina C y E: Los antioxidantes más potentes que van a proteger del estrés oxidativo a nuestras células. Los 40 años son una edad en las que debemos ayudar a los mecanismos antioxidantes de nuestras células con estos activos.
- Centella asiática: potente activador de la colágeno génesis. Debería de usarse siempre cuando la piel se daña.